Garcìa un enorme ridìculo
Escuchar al presidente García suscita una serie de sentimientos encontrados. pero a estas alturas, a mitad de su mandato, a treintantos años de político-profesional-no-ingenuo-ni-cobrizo: da pena, da lástima verlo trastabillar con sus palabras, enredarse entre verbos y adjetivos, morir en su fonética intrascendente, sin sentido.
Se parece a Esteban, el cadáver protagonista del cuento "El ahogado más hermoso del mundo" de Gabriel García Márquez, que también suscitaba pena, alegría, fantasía, compasión, cólera y porque, también era exagerado, era enorme, pretendía burlarse del tiempo y su corrupción y aún, así; ser un referente histórico aunque sea basado en ilusiones, falsedades, mitos, nostalgias.
A veces da cólera porque nos representa timoratamente ante nuestros vecinos del sur y encorvado se le oye "...y si es que Chile se molesta?" o cuando rápidamente da cuenta a Bachelet que está poniendo orden en casa y que ese general será retirado..."...y por favor no se moleste Ud."
Otras veces da risa como aquella vez que ilusionó a la orquesta "Los Olímpicos de Huancayo" con su aspiración a ser sede de los Juegos Olímpicos 2016. Luego, trato de arregalrlo con eso de ser optimistas y pensar en grande (la enormidad siempre en él es característico) y su comparsa circense aprista salió a festejar y defender esa idea con pancartas que decia. Ahora mismo causa una sonrisa su plan de anticrisis después de reiterar que estamos blindados, que será pasajera esa crisis.
En las ùltimas semanas se muestra muy versátil cual saltimbanqui engreido quiere llamar nuestra atención: se deshace del zapatón anti-Lora (nunca un anti-Bush) y con su chimpún de aficionado comparte su preocupación por la desafiliación, se quita el fajín presidencial y con la toga de la judicatura juzga la conveniencia de una excarcelación farandulera, y con una nariz roja propicia una tragicomedia de alcaldes de la nueva Bahía de Lima, y claro quiere ser el showman del 21 de diciembre.
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